Por Jorge “Pollo” Martínez, Head of Creative
En días pasados, le pregunté a la inteligencia artificial ¿Cuántos años se necesitan para aprender a dirigir a un equipo creativo en una agencia de publicidad?
Esta fue su respuesta (por supuesto la recorté un poco):
“Mientras que no hay un número fijo de años, podrías estar listo para asumir un rol de liderazgo creativo dentro de 5 a 10 años, dependiendo de tu dedicación y la oportunidad de asumir proyectos de mayor responsabilidad.”
Esto lo hice después de encontrarme con esta foto.

No hay prisa que valga más que aprender bien
En el camino de nuestras carreras, muchas veces sentimos la presión de avanzar rápido, de llegar cuanto antes a la próxima meta o de marcar un logro más en nuestra lista. Pero, ¿realmente esa prisa nos está llevando al éxito o solo nos hace correr en círculos?
El mensaje es claro: no hay prisa que valga más que aprender bien y dar pasos sólidos. Porque avanzar sin bases firmes no solo puede hacernos retroceder, sino que nos hace perder lo más valioso: el tiempo.
La verdadera presión, la que realmente importa, no viene de afuera. Debe venir de nosotros mismos, de ese deseo genuino de ser mejores, de aprender y de dar lo mejor de nosotros a nuestros equipos. Es esa autoexigencia la que marca la diferencia, la que hace grandes a las personas y, en este caso, enormes a las agencias.
Las herramientas están al alcance: aprovechemos el proceso
Hoy en día, tenemos a nuestro alcance un sinfín de herramientas que nos facilitan aprender, mejorar y crecer. Pero esas herramientas solo tienen sentido si estamos dispuestos a utilizarlas con paciencia y dedicación.
Cada paso que damos es un aprendizaje. Y cada aprendizaje, por pequeño que parezca, define quiénes somos, tanto dentro como fuera del trabajo. Es por eso que, cuando alcanzamos un objetivo, debemos detenernos un momento, abrazarlo y celebrarlo. Antes de correr hacia el próximo desafío, es vital terminar de aprender lo que ese logro nos dejó.
No dejemos huecos en el aprendizaje
Es fácil caer en la tentación de avanzar rápido, pero cuidado con los huecos en el aprendizaje. Saltar etapas, ignorar detalles o apresurarse en los procesos puede ser costoso, porque volver atrás para corregir errores siempre es más difícil.
Así que, recordemos esto: los pasos firmes construyen carreras sólidas. No hay nada de malo en avanzar despacio si lo hacemos bien. Al final, el verdadero éxito no está en la velocidad, sino en la calidad del camino que recorremos.
¿Y tú? ¿Estás dispuesto a pausar y aprender lo necesario para dar tu mejor versión?